La Catedral Basílica de Manizales, Nuestra señora del Rosario, ha sufrido cuatro grandes transformaciones desde su construcción en 1849, año de la fundación de la ciudad. Estos cambios obedecieron a diversos factores antrópicos y naturales: terremotos, incendios y modernización de los equipamientos urbanos, que contribuyeron a consolidar la importancia que tiene la Catedral para los manizaleños. La primera estructura fue una casa levantada con teja y madera; en 1869, y en el mismo espacio, se construyó un recinto que ya integraba técnicas de mampostería, con materiales como el calicanto y la tapia. La tercera transformación tuvo lugar en 1895, cuando se levanto una iglesia fabricada nuevamente en madera. La cuarta y más radical de las transformaciones inició en 1928, luego de un incendio que desbastó buena parte de Manizales.
A partir de ese momento inició la construcción de la catedral moderna, una combinación de estilos neo-góticos, neo-románticos y bizantinos. El diseño de la basílica es una obra del arquitecto francés, de origen italiano, Julien Auguste Polti, quien sería el encargado de diseñar otras tres edificaciones en Colombia: el Hotel Escorial (Manizales), la Iglesia del Sagrado Corazón y el Palacio Arzobispal (Cali). El 5 de febrero de 1928 inició la construcción que estuvo liderada por el italiano Angelo Papio.
El Corredor Polaco no fue incluido en los diseños iniciales de la nueva catedral. Su existencia obedece a los problemas económicos que frenaron la construcción de la obra durante 6 años, entre 1929 y 1935. La propuesta fue presentada por dos ingenieros italianos, con la idea de crear un mirador que sirviera de atractivo turístico para la ciudad. Se le dio ese nombre para vincular su construcción con los hechos históricos que ocurrieron en Polonia en 1939, año en que se terminó la construcción de la Catedral. A portas de la Segunda Guerra Mundial, el Tratado de Versalles permitió a Polonia anexarse una porción de territorio del antiguo Imperio alemán. El denominado Corredor Polaco le permitía a éste país acceder al Mar Báltico. La relevancia de este suceso inspiró el nombre del mirador de la Basílica de Manizales.
El primer corredor estuvo en servicio entre 1959 y 1977. Su estructura, hecha en madera, forzaba a los visitantes a recorrer gateando 104 metros hasta la cúspide de la iglesia. Hace 50 años no existían las barandas que facilitan el ascenso y su recorrido, sin duda, constituía un acto de fe. Aún se conservan vestigios de esta antigua estructura. En el 2015 la Arquidiócesis de Manizales ofrece al público un corredor renovado, de 102 metros de longitud y con todas las medidas de seguridad reglamentarias
En el ascenso se pueden identificar e grandes tramos, el primer incluye 85 escalones de concreto. El segundo tiene 46 escalones metálicos y el último 334, para un total de 465 escalones. Al término del corredor se desemboca en la cúspide para apreciar una vista de 360 grados de Manizales, la "Ciudad de las Puertas Abiertas".
